La manera más adecuada de limpiar los oídos es no limpiarlos. La obsesión por mantener pulcro cada milímetro de nuestro cuerpo nos arrastra a cometer ciertos abusos que pueden resultar contraproducentes para la salud, en este caso, del oído.
1. No se deben limpiar los oídos
Limpieza natural. El conducto auditivo cuenta con un sistema natural de limpieza que procura que el cerumen vaya saliendo hacia fuera y se caiga.
Mucha gente desconoce que el simple hecho de limpiar incorrectamente el oído puede afectar de manera negativa provocando desde un simple aunque incómodo taponamiento, hasta infecciones, perforaciones y otro tipo de lesiones.
La mejor manera de limpiar el oído es dejar que desarrolle su proceso natural de limpieza. El conducto auditivo cuenta con un sistema natural de limpieza que procura que el cerumen vaya saliendo hacia fuera y se caiga.
Por supuesto, los otorrinolaringólogos desaconsejan el uso de bastoncillos o las irrigaciones de agua o aceite de manera casera, y animan a que se opte por acudir a los profesionales para extraer los tapones que se formen.
Los taponamientos de oído son más comunes en verano porque la cera acumulada en el oído absorbe agua y se hincha provocando la formación de un tapón. La pérdida repentina de audición es uno de los síntomas más claros para reconocer que se tiene un tapón en el oído. Aparece de un día para otro y es una pérdida drástica pero se recupera tras la extracción del tapón.
2. Así funciona su sistema de autolimpieza
El canal auditivo que comunica el exterior con el tímpano está formado por folículos pilosos y glándulas productoras de aceite ceroso denominado cerumen. La cera actúa como protección natural del oído, atrapa el polvo, los microorganismos y las partículas extrañas y evita que penetren en él y lo lesionen
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Además de por su función protectora, la cera no debemos retirarla porque el propio sistema de limpieza del oído la empuja hacia la abertura y luego cae o se retira lavándose.
En algunas personas las glándulas producen más cera de la que puede eliminarse fácilmente y esta cera adicional puede endurecerse en el canal auditivo y llega a obstruirlo. Aunque, los profesionales reconocen que es más común que el canal se obstruya cuando se intenta limpiar el oído con bastoncillos de algodón, por ejemplo, ya que se impacta la cera y se empuja a un nivel más profundo del canal, ocasionando bloqueo.
Los especialistas insisten en el riesgo que supone para el oído emplear de manera casera preparados con gotas o realizar lavados del conducto con suero u otra sustancia sin consultar al otorrino ya que en el caso de que la persona tenga lesiones en la zona que desconozcan y se pueden producir daños mayores.
Para limpiarse el oído basta con mojarse el oído en la ducha y limpiar la zona más externa del pabellón auricular con una gasa o toalla fina.
3. Consejos para personas con tendencia a la formación de tapones
La cantidad y la calidad de la cera en el oído es muy variable entre unos y otras personas. En muchos casos existe una propensión genética a tenerlos. En tales casos, el consejo principal es que acudan al especialista para descartar que exista una lesión.
Antes de proceder a sacar el tapón, el otorrinolaringólogo suele realizar un examen que incluye una otoscopia. Con esta exploración se visualiza el conducto auditivo externo, el tímpano y el oído medio.
Existen dos tipos de tapones: los de cera, que son los más comunes y están causados por una acumulación excesiva de cera; y los epidérmicos, menos frecuentes, y producidos por una descamación de la piel dentro del conducto.
Una vez descartadas cualquier tipo de lesiones, se aplican distintos procedimiento:
- Irrigación. Consiste en la introducción de agua templada en el oído para reblandecer la cera y que salga hacia fuera. Actualmente existen en el mercado productos para poder realizar este procedimiento en casa pero los profesionales advierte del peligro de hacerlo uno mismo por lesión que pueden provocar debido a la presión o de infecciones en el caso de que el tímpano esté perforado y la persona lo ignore.
- Procedimiento instrumental. Siempre deben realizarla otorrinolaringólogos. Se trata de llevar un control microscópico y de la limpieza del oído con los instrumentos adecuados.
Los individuos con tendencia a la formación de tapones suelen acudir una vez al año al otorrino pero existen casos de recurrencia en la que las citas deben ser más frecuentes, aproximadamente de 2 a 3 veces anuales
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